Sígueme

Columnas, ideas y herramientas para trabajar

Suscríbete para recibir contenido exclusivo sobre productividad, foco y trabajo bien hecho. Incluye columnas de nuestros auditores y herramientas prácticas para avanzar.
RADIO

Cómo hacer preguntas incómodas te convierte en líder

Hacer preguntas incómodas en reuniones y espacios profesionales no es una falta de filtro, sino una muestra de liderazgo, empatía y visión estratégica.

¿Y si la nueva forma de liderar es ser preguntón?

No es molestia. No es torpeza. Y, definitivamente, no es falta de filtro.

Es hambre.

Hambre de entender. De no dejar pasar frases vacías. Hambre de no fingir que todo tiene sentido solo para no incomodar.

Escucha la hora cada 10 minutos

Hoy, en medio de una cultura corporativa donde parecer brillante es más importante que serlo, preguntar se vuelve un acto radical. La gente brillante no es la que da respuestas sin dudar, sino la que no teme decir: “No entendí. ¿Podrías explicar eso?”

Eso no te hace débil. Te hace poderosa.

La invisibilidad empieza con el silencio

¿Has estado en una reunión donde todos asienten aunque nadie entiende bien lo que se dice?

Yo sí. Y en más de una.

Nadie quiere ser la persona que rompe el flujo. Que incomoda. Que se arriesga a quedar como ignorante. Pero ¿qué pasa cuando alguien levanta la mano y pregunta: “Perdón, ¿qué significa eso que acabas de decir?”?

Pasa algo mágico. Se reorganiza la sala. La atención cambia de eje. Y, de pronto, todos están agradecidos por esa pregunta que nadie se atrevía a hacer.

Esa persona se vuelve visible. No por buscar protagonismo, sino por tener la valentía de poner en palabras lo que otros solo pensaban.

La curiosidad no es un defecto: es una estrategia

Hemos crecido creyendo que preguntar es de niñas, de alumnas, de principiantes. Pero en realidad, preguntar es de estrategas.

Las mejores jugadoras no muestran su juego. Lo estudian. Lo estiran. Y saben que una buena pregunta puede valer más que mil horas de pitch.

La curiosidad, bien afinada, no es dispersión. Es foco.

Cuando preguntas, tomas el volante de la conversación. Y no solo eso: estás practicando una forma elegante de control.

Porque quien pregunta, guía. Redirige. Espejea. Sacude lo obvio.

¿Qué tipo de preguntas incomodan con estilo?

No todas las preguntas son iguales. Y definitivamente no todas generan impacto.

Las preguntas más poderosas son las que:

  1. Obligan a pensar: “¿Cuál fue el criterio para tomar esa decisión?”
  2. Iluminan huecos: “¿Qué pasaría si no hiciéramos esto?”
  3. Detectan ceguera de taller: “¿Por qué seguimos haciendo esto igual que hace tres años?”
  4. Humanizan la conversación: “¿Quién queda fuera con esta estrategia?”
  5. Rompen la burbuja del ego: “¿Y si estamos equivocados?”

Este tipo de preguntas no solo interrumpen una narrativa. Despiertan a las personas.

Y en un mundo saturado de presentaciones bonitas y discursos vacíos, despertar vale oro.

Preguntar es un acto de empatía activa

Curioso cómo tantas veces creemos que preguntar es interrumpir. En realidad, es escuchar de verdad.

La empatía activa no se queda en sonreír o decir “entiendo”. Se mete, de forma elegante, en la narrativa del otro. Y le hace una pregunta que expanda esa historia.

¿Tus correos empiezan con “yo”?
Revisa eso. ¿A quién le estás hablando realmente?

Cuando dejas de venderte y empiezas a conectar, cambia todo. Lo notas en el tono de las respuestas. En la forma en que te buscan después de una reunión. En lo que ocurre cuando no estás.

El silencio cómodo es el mayor enemigo de la innovación

Muchas organizaciones viven atrapadas en lo que se llama “la cultura del silencio cómodo”. Todos saben que hay problemas. Que algo no calza. Que cierta estrategia huele a PowerPoint vencido. Pero nadie dice nada.

Porque hacerlo incomoda. Porque “así se hacen las cosas acá”.

Pero cuando alguien se atreve a ser metiche con estilo, las cosas cambian. Esa persona se convierte en termómetro, catalizador, a veces hasta en spoiler. Pero nunca en irrelevante.

Las preguntas incómodas como ventaja competitiva

Vivimos en un mercado saturado. No de productos, sino de gente tratando de no desentonar.

Ser la que desentona, con elegancia, puede ser tu mejor jugada.

Si sabes preguntar, no necesitas gritar. Tu voz se vuelve ancla. Referencia. Punto de partida para algo distinto.

Y cuando eso pasa, las oportunidades empiezan a buscarte a ti.

Tarea para esta semana: cinco preguntas incómodas

Esto no es un reto de TikTok. Es una misión.

Durante esta semana, haz cinco preguntas incómodas en contextos profesionales. Las que nadie quiere hacer. Las que podrían cambiar la temperatura de una reunión.

Y obsérvalo todo.
¿Qué cambia cuando lo haces?
¿Quién te apoya?
¿Quién se molesta?

Anótalo. No en tu mente. En papel. Hazlo físico. Hazlo real.

Ese cuaderno puede ser el inicio de tu nueva reputación.

Notas para quienes lideran equipos

Si estás a cargo de gente y no estás escuchando preguntas incómodas, preocúpate.

Porque quizás tu equipo se siente incómodo siendo curioso. O peor: aprendió que es mejor callar.

Crea espacios para la pregunta. Celebra a quien dice “esto no tiene sentido”. Y recuerda: una cultura sin preguntas es una cultura que envejece mal.

Picture of Papá Manson

Papá Manson

Hace ya casi una década que nuestro chanquete de Grey Gardens salió arrancando y se fue a vivir a la playa. Ha sido un sufrimiento volver a ser inmensamente feliz.
Agrega un comentario

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Columnas, ideas y herramientas para trabajar

Suscríbete para recibir contenido exclusivo sobre productividad, foco y trabajo bien hecho. Incluye columnas de nuestros auditores y herramientas prácticas para avanzar.
Escucha la hora casa 10 minutos